¿Cómo resuelvo mis problemas?

¿Alguna vez te ha sucedido que cometes el mismo error una y otra vez y no encuentras el momento ni la manera de cambiarlo?

El ejercicio que tienes a continuación es para solucionar los problemas de la forma más ápida, práctica y sencilla. Para poner en práctica este ejercicio te recomiendo usar el diario de aprendizaje. 

Una aclaración importante, hay quien puede pensar que cuando hablamos de problemas hablamos de debilidades o puntos de mejora personales. Pero no es así. Los problemas son cosas que deben inquietarte. Por ejemplo, si tienes debilidad pero no te genera una preocupación, no es una inquietud así que no es un problema. Del mismo modo, si en una de tus fortalezas te gustaría ir un paso más allá y eso es algo que le das vueltas, sí es un problema o inquietud que quieres resolver.

Ejercicio para resolver mis problemas

Debes dibujar una tabla con tres columnas: Inquietudes (o problemas) / Cómo las solucionaré / Progreso

¿Cómo pensar los problemas?

Como ya hemos comentado un problema o inquietud no es algo en lo que necesariamente debas mejorar, puede ser cualquier cosa que te preocupe. Lo que puedes hacer es apuntar en la columna de inquietudes todo lo que ahora se te ocurra, pero lo más efectivo será detectar los problemas o inquietudes durante tu jornada. Por eso será importante usar el diario de aprendizaje para ponerte como objetivo diario “Detectar posibles inquietudes a trabajar”.

¿Cómo deben ser las soluciones?

La solución debe ser algo concreto, fácil y rápido de implementar y que te permita ponerlo en práctica.

Pongamos un ejemplo: Mi inquietud es que aún no me he acercado al nuevo director del departamento a hablar con él.

Una solución fácil sería detectar un tema que le pueda interesar y agendar una reunión con él para tratarlo.  

Una solución compleja sería hacer un curso de networking de tres meses para aprender cómo acercarme a él de la mejor manera.

Aunque este ejemplo nos pueda parecer exagerado, muchas veces tendemos a pensar en grandes cambios en nuestra vida para conseguir solucionar problemas sencillos. Es decir, nos gusta matar moscas a cañonazos.

El progreso
Yo lo divido en tres opciones:

  • A trabajar: has detectado el problema o la inquietud y quizás tienes una solución, pero aún no vas a abordarla.
  • Prioritaria: Debes ponerla en práctica la semana que viene o ya la estás abordando.
  • Solucionada: Ya has conseguido resolverla.

Por qué hacerlo

Este ejercicio tiene una ventaja importante, la practicidad. Normalmente los ejercicios en los que buscas trabajar tus habilidades suelen requerir grandes cambios, sin embargo, este te ayuda a encontrar soluciones rápidas y prácticas.

Pongo un ejemplo, recuerdo un ejercicio donde me hacían identificar las habilidades en las que quería mejorar, imaginemos que quiero mejorar en comunicación. En este caso lo que requería el ejercicio es que buscases cursos, libros, personas de las que aprender y montases un gran plan con todo ello para mejorar en tres semanas la habilidad elegida.

Lógicamente es un ejercicio muy potente, sin embargo, si no tienes tiempo (o simplemente no tienes la suficiente motivación para hacerlo), todo el ejercicio se queda en palabrería.

Además, cuando has elegido la habilidad que quieres mejorar luego debes detectar exactamente en qué puntos estás más flojo. Por ejemplo, dentro de comunicación, podría ser las presentaciones en público. En este caso lo haces al revés, primero detectas el punto en el que estás flojo y buscas una solución. Sin grandes aspiraciones de llegar a ser un gran comunicador, pero haciendo tu vida más fácil gracias a estos cambios.  

Siempre pensamos en hacer grandes cambios en nuestra vida, pero a veces lo mejor es un truco sencillo que solucione tus dolores de cabeza sin demasiado esfuerzo.

Aumentar tu confianza

Es lógico que nuestros problemas afecten de una forma más o menos importante a nuestra autoestima, y como consecuencia a nuestra confianza.

Inteligencia emocional

Aprender a detectar tus problemas a tiempo te ayuda a conocerte mejor. Somos propensos a darle muchas vueltas a las cosas sin buscar soluciones y evitar enfrentarnos a ellas. Si me preocupa no conocer bien un tema sobre el que quiere tratar un cliente es más probable que me pase la noche imaginando posibles situaciones desagradables que me puedan dejar en ridículo, que buscar una solución real.


Cómo lo he aplicado yo y qué me ha sucedido a mí

Abajo dejo algunos ejemplos de cómo lo he aplicado yo y que pueden ser útiles para entenderlo mejor.

Ejemplos de problemas y soluciones:

  • Aún no me he acercado a hablar con el nuevo director del departamento.
    • Solución fácil: Buscar por twitter qué le interesa, hacerme una lista y cerrar un café con él para conocernos.
    • Solución compleja: Hacer un curso de networking para aprender a relacionarme con mis jefes.
  • Siento que no sé tanto como otros compañeros de trabajo sobre el tema X.
    • Solución fácil: Buscar vídeos entretenidos en youtube sobre este tema y mirar uno cada tarde.
    • Solución compleja: Pasarme todas las noches leyendo complejos estudios sobre el tema.
  • A veces alargo demasiado mis explicaciones cuando hablo en público, y no se quedan con la idea principal.
    • Solución fácil: Antes de presentar escribir en una frase la idea simplificada de lo que quiero transmitir y repetirla al inicio, en medio y al final de la charla.
    • Solución compleja: Cogerme un máster sobre oratoria que me haga quedarme cada noche estudiando hasta las 12.
  • No se me da bien negociar y es importante para tirar adelante mi proyecto.
    • Solución fácil: Encontrar a alguien que sí se le dé bien para que se una a mi proyecto.
    • Solución compleja: Leerme un libro de negociación avanzada e invertir más horas en aprender a negociar que en tirar adelante el proyecto.

Hacer este ejercicio no quiere decir que no debamos hacer nunca grandes esfuerzos para conseguir ser buenos en cosas concretas. Por supuesto, si queremos ser muy buenos comunicadores merece la pena hacer un curso de oratoria y estudiar todas las noches.

Pero es importante entender que nuestro tiempo es limitado, y que tenemos que elegir muy bien donde ponemos nuestros esfuerzos. Si por cualquier inquietud intentamos poner grandes esfuerzos no tendremos tiempo para lo importante. Si estas inquietudes no son parte de nuestras prioridades, está bien encontrar soluciones rápidas que nos permitan centrarnos en lo que nos importa.